HISTORIA DEL CHOY LEE FUT (I) Shaolín

 In Choy lee fut/wu shu

1.- SHAOLIN

En el siglo VI d.C. un monje hindú llamado Bodhidarma (Ta Mo en chino) viajó de la India a China llevando consigo sus conocimientos del Budismo Mahayana. Su intención era la de propagar el budismo en China, pero no encontró la aceptación que esperaba y acabó refugiándose en el monasterio Shaolin (Siu Lam en cantonés) donde empezó a enseñar esta disciplina a un grupo reducido de discípulos.

Las técnicas de meditación que enseñaba a este primer grupo de monjes eran muy duras, por lo que decidió desarrollar una serie de ejercicios para fortalecer tanto el cuerpo como la mente de éstos, con la intención de ayudarles a soportar los largos periodos de quietud que exigía la meditación. Estos movimientos estaban basados en sus conocimientos del Yoga Hindú y en diversos ejercicios chinos de aquella época, que imitaban los movimientos de los animales.

También les enseñó efectivas técnicas de lucha para que pudiesen defenderse de los ataques que sufrían cuando salían del monasterio a difundir el Budismo.

Tras la muerte de Ta Mo, se fueron sucediendo los diversos abades en el templo y muchos monjes fueron aprendiendo su sistema de lucha, así como los ejercicios  elaborados para fortalecer su salud. La potencia y efectividad que con el tiempo fue adquiriendo dicho sistema atrajo a grandes artistas marciales, que acudieron al monasterio a aprender y, al mismo tiempo, enriquecer el Kung Fu que allí se practicaba.

 De esta forma fueron pasando los siglos, y el Kun fu que se practicaba en Shaolín fue convirtiéndose en un poderoso sistema de lucha. Paralelamente, los primitivos  ejercicios para mejorar la salud enseñados por Ta Mo, fueron evolucionando, convirtiéndose en un excelente trabajo de chi kung, que proporcionaba una gran fortaleza y salud a quien los practicaba.

 La fama de los monjes de Shaolín fue creciendo, hasta el punto en que el propio emperador de China les pidió su colaboración para  poder sofocar una rebelión en el Tíbet que se alargaba en el tiempo. Un grupo de 36 monjes lograron sofocar dicha rebelión en tan solo tres meses.

 El emperador quedó impresionado por el poder de las artes marciales de Shaolín, por lo que intentó ponerlos a su servicio. Pero estos se negaron, alegando que se debían a una orden religiosa y no militar. Entonces el emperador los consideró peligrosos y ordenó la quema del Monasterio.

Esto fue a finales del S.XVIII, y muy pocos monjes sobrevivieron (normalmente se dice que solo 6 monjes pudieron salvarse).

Uno de los pocos monjes que logró escapar fue Choy Fook, que huyó hacia el sur, escondiéndose en la provincia de Guandung (Cantón), en unas montañas llamadas Lau Fu San.

(extracto del libro » Lohan Chi kung. Tesoro para la salud»)

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