QIGONG ¿por qué debes practicarlo?
Todos queremos sentirnos bien. No solo a nivel físico, también a nivel mental y espiritual. Estar en equilibrio, centrados, en paz.
Esto no significa no tener problemas, adversidades o incomodidades. Se trata de ser capaces de afrontarlos, de buscar la solución y convertirlos en retos que nos ayudaran a crecer y mejorar.
Hoy en día tenemos muchas soluciones rápidas para nuestras dolencias, sobre todo a nivel físico. Nos permiten seguir con nuestra vida sin que dichas molestias nos lo impidan y distraigan demasiado.
Pero sentirse bien es otra cosa, es más que eso. Es vivir en plenitud, con sentido, con suficiente energía y ganas para realizar nuestras tareas y resolver las dificultades que aparezcan. Vivir con ilusión. En definitiva, ser feliz.
Conseguir ese estado es nuestra responsabilidad. A pesar de la existencia de excelentes profesionales que nos pueden ayudar en el camino, deberíamos tomar conciencia y sobre todo acción sobre nuestro cuidado y desarrollo personal.
El QIGONG nos ayuda a crecer de forma integral. Trabaja y equilibra nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra energía.
Pero va más allá. Nos ayuda a centrarnos, a vivir el presente, el día a día, el momento.
A tomarnos nuestro tiempo. A saber parar.
Puede que le dediquemos poco tiempo al día…puede que muy poco. Quizás solo algunos minutos. Pero, aunque solo sea por un minuto, paramos, nos olvidamos de todo y nos centramos en lo que hacemos; en el movimiento, en la respiración…en nosotros mismos.
En una sociedad como la actual, marcada por las prisas, el stress, la competitividad, la búsqueda del resultado inmediato, etc., su práctica se convierte en un oasis en el que recargar energía, liberar tensiones, recuperar nuestro centro, nuestro equilibrio. Saber quién somos, recordar nuestra misión o propósito de vida.
Nos ayuda a tomar conciencia del momento. De que somos dueños de nuestras acciones. Podemos controlar nuestro movimiento, dirigir nuestra respiración, encauzar nuestra mente. Todo en una misma dirección, en un mismo sentido, con un mismo objetivo. Eso nos aportará máxima eficacia con mínimo esfuerzo.
Por ello el qigong nos equilibra, nos centra, nos hace más eficaces y se convierte en un estupendo método de desarrollo o crecimiento personal.